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Las Formas en las artes Marciales










Ya hace bastantes años de mi inicio en las artes marciales, fue con la edad de cuatro o cinco años (no recuerdo muy bien) cuando un buen día mis padres (Fanáticos del cine de Kung fu y como no de Bruce Lee) decidieron llevarme hasta una escuela de Karate Goju Ryu situada en La Chaux de Fonds (Suiza) tras mis fallidos intentos en fútbol. Recuerdo con gran claridad lo limpio que estaba aquel Tatami cuando entramos, aquella inmensa bandera de Japón que lo precedía y el silencio que emanaba de los alumnos saludando a un cuadro con la foto del maestro Chojun Miyagi. Si a todo aquello le añadíamos un precioso kimono que hacia creerse el rey del mundo a quien lo portaba conseguiamos la formula mágica para un niño amante de Bruce Lee y las películas al mas gran estilo Kung Fu (pese al Karate ser algo totalmente diferente, para mi a esa edad todo era pelear). Aquello todo me fascino desde el primer día, y en aquella escuela seguí estudiando Karate hasta los diez años de edad (años a los que regrese a mi país, España), de no haberme marchado de Suiza, seguramente seguiría entregado al Karate. Ahora practico Kung Fu, y durante esos y estos años de entrenamiento que llevo, he visto irse de la escuela (tanto de Karate como de Kung Fu) a una gran cantidad de gente descontenta y desilusionada con lo que representa estudiar un arte marcial, su sistema de aprendizaje, sus métodos,...
Durante todo este tiempo incluso he podido contemplar en propios estudiantes marciales (cosa que me irrita cantidad) su negativa actitud frente a las formas de las artes marciales (Katas, Pumsaes, Taos,...), valorando tan solo su eficacia hacia la lucha y hacia la mejora física (¡ojo!, no por ello peor). A todo esto, no hace mas de dos fines de semana que también discutí tal tema con mi novia, partidaria de los "no formas", por lo que me gustaría abrir este blog con un precioso texto del fallecido karateca y maestro Richard Kim, un texto en el que nos habla de la valiosa importancia del kata al que el describe como "El corazón del Karate", un articulo que bien puede aplicarse a cualquier arte marcial sea de donde sea su procedencia. Espero que lo disfruten leyendo tanto como lo he disfrutado yo.Gael Gonzalez




Richard Kim:




El objetivo más difícil de lograr en la enseñanza del karate, es el de inculcar credibilidad en los aspectos morales del arte. La mayoría de los estudiantes están interesados en los resultados inmediatos de las técnicas de lucha, y se preocupan poco sobre la moralidad que es el fundamento que los sustenta.

Se plantea la pregunta, "Si se está consciente completamente de la violencia inherente en la naturaleza humana, no estamos generando asesinos?

No estamos enseñando un arte que le permite a un ser humano destruir a otro?"

La respuesta debe ser, como siempre han respondido los grandes maestros okinawenses, "Sí, estamos conscientes de la violencia inherente en la naturaleza humana y que el arte incluye técnicas para matar con las manos vacías. Pero hay una moralidad involucrada, entretejida, en el entramado del karate, que controla la violencia y el uso del arte excepto bajo una condición -- la necesidad absoluta y peligro inminente."

La retórica es buena, pero la pregunta es académica.

Cómo se logra enseñar técnicas de combate e inculcar moralidad al mismo tiempo?

La respuesta se encuentra en el kata, el corazón del karate.

El kata tiene como objetivo entrenar la mente y no sólo para la auto defensa conceptual e intelectual. De hecho, lleva a la mente a estar en contacto con su verdadero estado, consigo mismo, ese es su verdadero propósito. El kata en su sentido tradicional, es un ritual religioso.

El arte de karate no significa la habilidad de excelencia técnica, que se desarrolla a través del entrenamiento físico, sino en la habilidad de lograr una meta espiritual a través de la practica de kata, de tal manera que el participe lucha consigo mismo y tiene éxito en conquistarse a si mismo.

La base del kata está en el concepto "Karate ni sente nashi", traducido literalmente, "en karate, uno no realiza el primer movimiento". Todo kata comienza con defensa y termina con defensa. El kata crea la convicción de que el verdadero karateka nunca golpea primero y nunca golpea con ira o enojo.

Durante la ocupación Satsuma de Okinawa, un Samurai japonés que le había prestado dinero a un pescador, hizo un viaje para recolectarlo a la provincia Itoman, donde vivía el pescador.

No siéndole posible pagar, el pobre pescador huyo y trató de esconderse del Samurai, que era famoso por ser corto de genio. El Samurai fue a su hogar y al no encontrarlo ahí, lo busco por todo el pueblo. A medida que se daba cuenta que no lo encontraba se volvió furioso.

Finalmente, al atardecer, lo encontró bajo un barranco que lo protegía de la vista.

En su enojo, desenvainó su espada y dijo: "Qué tienes para decirme", le grito. El pescador replicó, " Antes de que me mate, me gustaría decir algo. Humildemente le pido esa posibilidad."

El Samurai dijo, "Ingrato! Te presto dinero cuando lo necesitas y te doy un año para pagarme y me retribuyes de esta manera. Habla antes de que cambie de parecer.""Lo siento", dijo el pescador. " Lo que quería decir era esto. Acabo de comenzar el aprendizaje del arte de la mano vacía y la primera cosa que he aprendido es el precepto: 'Si alzas tu mano, restringe tu temperamento; si tu temperamento se alza, restringe tu mano."

El Samurai quedó anonadado al escuchar esto de los labios de un simple pescador. Envainó su espada y dijo: "Bueno, tienes razón. Pero acuérdate de esto, volveré en un año a partir de hoy, y será mejor que tengas el dinero." Y se fue. Había anochecido cuando el Samurai llegó a su casa y, como era costumbre, estaba a punto de anunciar su regreso, se vio sorprendido por un haz de luz que provenía de su pieza, a través de la puerta entreabierta.

Afinó su ojo y pudo ver a su esposa tendida durmiendo y el contorno impreciso de alguien que dormía a su lado. Muy soprendido y explotando de ira se dio cuenta de que era un samurai!

Sacó su espada y sigilosamente se acercó a la puerta de su pieza. Levantó su espada preparándose para atacar a través de la puerta, cuando se acordó de las palabras del pescador: "Si tu mano se alza, restringe tu temperamento; si tu temperamento se alza restringe tu mano."

Volvió a la entrada y dijo en voz alta. "He vuelto". Su esposa se levantó, abriendo la puerta salió junto con la madre del Samurai para saludarlo. La madre vestida con ropas de él. Se había puesto ropas de Samurai para ahuyentar intrusos durante su ausencia.

El año pasó rápidamente y el día del cobro llegó. El Samurai hizo nuevamente el largo viaje. El pescador lo estaba esperando. Apenas vio al Samurai, este salió corriendo y le dijo: "He tenido un buen año. Aquí está lo que le debo y además los intereses. No sé cómo darle las gracias!"El Samurai puso su mano sobre el hombro del pescador y dijo: "Quédate con tu dinero. No me debes nada. Soy yo el endeudado."

El logro de la propia perfección es más importante para el artista marcial que lo posee, que sus habilidades físicas o técnicas. El kata requiere mucha fe, tenacidad y trabajo duro para dominar. Cada vez que uno practica el kata, su primer y último movimiento le recuerdan "Karate ni sente nashi". Se enfatiza una y otra vez. "En el karate no hay ventaja en el primer ataque".El kata tiene otra ventaja. En deportes hay adversarios físicos. Sin un adversario, un conjunto de reglas, jueces y árbitros,no hay competencia.

El kata es, en sí mismo, un profesor para siempre. No se tiene que estar en un dojo, excepto para estar bajo la mirada de un sensei, cuya función es asegurarse que se está yendo en la dirección correcta.Aún así, muchos piensan que el kata no tiene sentido, posiblemente porque la primera exposición de ellos al karate se restringió a la mera técnica y en el ámbito de la lucha física. Donde falte la moralidad del karate, no existe karate.

Hubo una vez un hombre así, llamémoslo Kuwada. Kuwada había comenzado su entrenamiento en las artes marcialescon el deseo de ser temido por todos los hombres. Pero pronto descubrió que no existían atajos en su camino desde principiante a maestro. Desanimado por el entrenamiento incesante de kata, Kuwada le preguntó a su sensei, "Cuando aprenderemos alguna otra cosa? He estado aquí bastante tiempo y es kata, kata, kata todos los días."Cuando su sensei no le respondió, Kuwada fue donde el asistente del maestro y le hizo la misma pregunta. Este le respondió: "El entrenamiento de kata es para pulir la mente. Es mejor resurar tu mente que tu cabeza. Entiendes?"

Kuwada no entendió y en protesta dejó el dojo, embarcándose en una notoria carrera como el mejor luchador callejero en Shuri. Era duro, sin duda. "Una pelea por noche", era su dicho, siempre alardeaba "no le temo a ningún hombre viviente."

Una noche, Kuwada vio a un extraño caminando calmadamente siguiendo una pared de rocas. Kuwada se irritó al ver tal compostura en otra persona. Corrió rápidamente al cruce de camino y esperó a que pasara el hombre.

Cuando lo hizo, Kuwada saltó y le tiró un golpe de puño, pero el hombre esquivó el golpe y le tomó el brazo. A medida que tiraba a Kuwada hacia él, lo miraba fijamente a los ojos.

Kuwada trató de zafarse, pero no pudo. Por primera vez en su vida Kuwada sintió una sensación extraña, miedo a la derrota.

Cuando el hombre lo soltó, Kuwada corrió, pero miró sobre su hombro para ver al hombre caminando calmadamente como si nada hubiese sucedido. Kuwada averiguó posteriormente que aquel hombre era un maestro de kata, un artista marcial que nunca en su vida había peleado. Aquel que se domina a sí mismo es el más grandioso de los guerreros. Esta es la cosa más obvia para un maestro en las artes marciales.


Por siempre Richard Kim.

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