viernes

Reflexiones sobre el Dibujo y las Artes Marciales




El pincel lleno de tinta china y la espada afilada son similares, ambos tienen que buscar su esencia para ser, así lo mantenían los grandes maestros marciales que se desenvolvían magistralmente en ambos caminos, el de la espada y la escritura o el de la espada y el dibujo. Un movimiento de la espada samurai, que corta el aire en dos no es otra cosa que un dibujo espacial acompañado de una música de silencios, “no porque algo no se vea, quiere decir que no exista”… Afirmamos. ¿Qué es, si no “música pura” o “trazo dibujístico perfecto”, el camino que describe una flecha desde el arco hasta el blanco, camino que va desde adentro del espíritu del arquero, hacia el centro de los círculos concéntricos de la diana? Las Artes Marciales y la música tienen los mismos principios, complejos acordes, juegos de silencios y melodías únicas, la ejecución de un kata no es solo una ejecución marcial, si no que es también arte sonoro, sus movimientos no son otra cosa que música, ya que el ejecutante se mueve sobre el tatami como si caminara sobre un pentagrama, como si leyera una partitura musical con su cuerpo, o como si dibujara con sus movimientos un gran dibujo invisible sobre un papel inmaculado, sin dudas “el arte vive en las delgadas fronteras que separan lo real de lo irreal”… Como nos decía Marta Traba. Las notas musicales en esencia son iguales al espectro de los colores, el DO, el RE, el MI, el FA y el SOL, son idénticos como calidad cromática al Amarillo, al Rojo, al Azul, al Blanco y al Negro… Cuando un director dirige a su orquesta, hace un fascinante dibujo en el espacio con su batuta. ¿Será entonces cierto que los colores y las notas musicales contienen en si la misma fuerza que las letras vocales: A, E, I, O y U, como opinan muchos investigadores? Cinco notas musicales, cinco letras vocales, cinco colores puros, cinco sentidos buscando el sexto… vista, oído, olfato, gusto y tacto, cinco dedos de la mano para contar: uno, dos, tres, cuatro y cinco… Cinco Katas Heian del Karate Shotokan de Funakoshi, quien también dibujaba y escribía poesías en el monte “Torao”, la montaña “Cola de Tigre”… Miyamoto Musashi casi un dios en el manejo de las dos espadas y del pincel, se retira invicto de sus batallas a una cueva a escribir el “Go Rin No Sho”, “El Libro de los Cinco Anillos”… Libro de la Tierra, del Fuego, del Agua, del Viento y del Vacío… “Porque por vacío entendía el gran maestro, aquello que no tiene principio ni tampoco fin”. Todo arte conlleva en si el espíritu del dibujo, del trazo mágico, del espíritu poético... Todo buen arte tiene al dibujo como su columna vertebral, se vea o no se vea... En la escultura hay dibujo, en el Performance hay dibujo, en las Artes Marciales hay sin duda dibujo. Dicen los entendidos, que cada energía atrae a otras energías semejantes, que las bellas artes atraen a otras artes de almas gemelas, por eso vemos a muchísimos artistas marciales que también pintan, danzan, dibujan, hacen música, son actores o escriben textos y poesías. Dicen los grandes maestros, que una mirada basta para comunicarnos y dejar todo sobreentendido, que el amor cautiva al amor, que la violencia solo engendra violencia, que las cruces solo sirven para atraer a los vampiros y que “las artes marciales valen más que cien palabras”. (Texto modificado de Carlos Zerpa)


La Voz Del Practicante Marcial

lunes

La Voz Del Practicante Marcial




El que conoce a los demás es inteligente.



El que se conoce a sí mismo es iluminado.



El que vence a los demás es fuerte.



El que se vence a sí mismo es la fuerza.



Lao T´sé





Hay que superar a los más grandes enemigos del Budô, la colera, el miedo, el temor, la duda, el titubeo, el desprecio, la vanidad y desarrollar una gran fortaleza de ánimo y un gran coraje. Tenemos que ser penetrados por la necesidad de la victoria sobre uno mismo.



Gracias a la repetición de la práctica cotidiana podemos vencer la fatiga, el hastío y conocer el sabor del esfuerzo, la importancia de la perseverancia y la alegría de vencer a la dificultad.



Tamura





Hay quienes:



...usan siempre la misma ropa,



... llevan amuletos,



... hacen promesas,



... imploran mirando al cielo,



... creen en supersticiones.






Otros:



... siguen corriendo aun cuando les tiemblan las piernas,



... siguen aunque se queden sin aire,



... siguen luchando cuando todo parece perdido,



... siguen como si cada vez fuera la ultima vez,



convencidos de que la vida misma es un desafío.






Sufren,



... pero no se quejan porque saben que:



... el dolor pasa,



... el sudor se seca,



... el cansancio termina.






Pero hay algo que nunca desaparecerá:



...La satisfacción de haberlo logrado.



En sus cuerpos:



... hay la misma cantidad de músculos



... en sus venas corre la misma sangre



¿que es lo que los hace diferentes?:






Es su espíritu,



La determinación de alcanzar la cima.



Una cima a la que no se llega superando a los demás



......sino superándose a uno mismo.
LA VOZ DEL PRACTICANTE MARCIAL
¡Siempre artes marciales!

viernes

Muere el heredero de Chojun Miyagi

An´ichi Miyagi Sensei, sucesor de Chojun Miyagi Sensei y gran maestro de la IOGKF falleció el pasado 28 de abril.
An´ichi Miyagi Sensei nació en Naha el 9 de febrero de 1931. Comenzó a entrenar con Chojun Miyagi Sensei tras la Segunda Guerra Mundial, cuando este comenzó a aceptar de nuevo alumnos. An´ichi Sensei quedó huérfano por la guerra con catorce años y encontró un trabajo con el que mantenerse tanto a él como a sus dos hermanos en la Base Militar de Kadena. Escuchó hablar de Chojun Sensei a unos amigos, y se dio cuenta de que vivía a cinco minutos de su casa. El 1 de febrero de 1948, junto a tres amigos, An´ichi comenzó su entrenamiento en Goju ryu con la edad de 16 años. El entrenamiento se hacía en el jardín de la casa de Chojun Sensei, de ahí que se le llamase el Jardín Dojo. Chojun Sensei era un maestro exigente. Antes de que comenzase su entrenamiento como tal, tenía a An´ichi limpiando hasta la más mínima brizna de hierba, y si se le olvidaba alguna, de manera severa pero amable le llamaba la atención para que lo solucionara. Tambien hacía que An´ichi moviese las piedras más pesadas del jardín de un lado a otro y al día siguiente hacía que las pusiese en su sitio original. Con esto estaba observando
el carácter de An´ichi, su puntualidad, perseverancia y tenacidad. Tras un
año, más o menos, debido a las duras exigencias del entrenamiento, An´ichi Sensei quedó como único estudiante del dojo. Antes de la Segunda Guerra Mundial Chojun Sensei sólo enseñaba Sanchin Kata a los estudiantes por unos años. Después enseñaba uno o dos kaishu gata de acuerdo a las habilidades físicas y carácter de estos. Este es el modo tradicional de enseñar Karate, y el que usaba su profesor Kanryo Higaonna. Los estudiantes habituales sólo aprendían parte del estilo. Sólo aprendía el sistema completo el estudiante elegido. Antes de la Guerra, Chojun Sensei tenía como sucesores a Jin´an Shinzato Sensei y a Jun Miyagi (tercer hijo de Chojun Sensei), pero ambos murieron en la Guerra. La posguerra fue un período muy duro para la mera supervivencia de los okinawenses. Ninguno de los estudiantes de antes de la Guerra pudieron volver a entrenar tras ella. Se decía que muchas artes marciales habían desaparecido por no contar con un sucesor, y a Chojun Sensei le preocupó que le ocurriese lo mismo al Goju ryu. En esa época comenzó a ir An´ichi cada día. Entrenando duro, limpiando la casa de Sensei, haciendo té y cuidando de Chojun Sensei demostró su compromiso, dedicación y lealtad. Chojun Sensei cambió su método de enseñanza y empezó a enseñar el estilo completo a An´ichi, incluyendo los heishu gata, kaishu gata, bunkai y finalmente la esencia (gokui) del Goju ryu durante los seis últimos años de su vida. Chojun Miyagi Sensei confió así el futuro del Goju ryu al joven An´ichi Miyagi.


Descanse en paz sensei.

Huo Yuanjia Laoshi, El heroe Chino


Mi afición por las artes marciales y todo lo que las rodea existen desde que tengo uso de razón, todavía recuerdo aquellas grandes tardes de invierno intentando imitar a Bruce lee en el gigante espejo que decoraba la habitación de mis padres en Suiza. Las artes marciales siempre han estado conmigo, consciente o inconscientemente, en lo bueno y en lo malo. Las artes marciales son para mí una mezcla de estados físicos y anímicos los cuales difícilmente podría explicar con palabras o gestos, aunque su presencia fácilmente me recuerda al volar de la mariposa en el estómago cuando alguien siente que está enamorado. Las artes marciales indiscutiblemente influyen en el estado de ánimo del practicante. Cuando estoy feliz; acudo a ellas para mejorar mi persona, mi unión mente cuerpo, y cuando estoy triste o afligido; acudo a ellas para reanimarme y seguir superándome, no solo en el tatami, sino en la vida misma, pues no soy un practicante de artes marciales tan solo cuando voy a la escuela a entrenarme, soy un practicante de artes marciales las 24 horas del día porque ellas me forman e inculcan a medida que pasa el tiempo los mas grandes valores de la vida, poco a poco van puliendo mis lados más oscuros, mis puntos más negativos, solo es cuestión de estudiarlas, de entregarte a ellas, de sentirlas… aunque cueste creerlo, las artes marciales bien enseñadas te hacen entregarte a la paz, al amor, a la humanidad (lean cualquier articulo del gran Morihei Ueshiba), cuando practico artes marciales me siento mejor persona, mejor hijo, mejor novio,… pero claro, tu fuente (sensei, maestro) debe conocer el camino correcto y no guiarte por sendas equivocadas (como pasa en la mayoría de los casos). Con todo esto lo que quiero señalar es que las artes marciales guían a las personas por el camino de la paz y del amor, pues su poder es tan inmenso que fácilmente serían capaces de cambiar el mundo, de ahí a que hoy halla elegido contar la biografía de un hombre que entregado a las artes marciales y guiado por ellas consiguió resucitar de sus cenizas a una gigante y hundida nación como lo fue China durante bastante tiempo; un legendario héroe cuyo nombre todavía produce hoy en día escalofríos entre la población China al ser mencionado, un hombre que logró lo que siempre había parecido imposible; me estoy refiriendo ni mas ni menos que al gran y majestuoso Huo Yuanjia Laoshi, el héroe chino que consiguió lo imposible.

Lo primero que me gustaría destacar de todo esto como buen amante de la historia que soy, es que en un país como lo era China, existía y existe todavía en la actualidad una importante variedad en cuanto a linajes nos referimos (grupos étnicos). De todas las razas existentes en el país por entonces (y en la actualidad), la más numerosa siempre a sido la denominada han, que es la que identifica al pueblo chino propiamente dicho. Todas las demás etnias jamás fueron consideradas “Chinas” dadas las diferencias religiosas, sociales y culturales existentes entre todas las citadas. No obstante, en el siglo XVII y pese a ser una raza minoritaria, serían los manchúes lo gobernadores de China derrocando la dinastía Ming e instaurando una política encaminada a humillar y someter al pueblo chino (Dinastía Qing)), como por ejemplo y muy retratado en diversas películas de Kung Fu (véase Fearless de Li Lianjie) imponer el peinado manchú que consistía en afeitar la mitad frontal de la cabeza y recoger el cabello restante en una larga trenza que caía por la espalda. Todo esto no resulta difícil imaginar lo que supuso para una civilización de 5000 años de antigüedad como la china, con uno de los legados culturales, técnicos y artísticos más fascinantes de la historia. Hasta tal punto es así que los manchúes tuvieron que asimilar la cultura china de cara a poder gobernar el país durante más de dos siglos. Las primeras décadas de la nueva dinastía fueron muy buenas, pero todo cambió radicalmente cuando Inglaterra (con la cual China había establecido relaciones comerciales) dejó de pagar a China sus exportaciones de seda y té con plata, pagando con la droga del opio exportada de sus colonias en la India. Cuando el gobierno manchú se dio cuenta de las fatídicas consecuencias de esta droga en el país, la cual estaba convirtiendo en adictos a gran parte de la población, reaccionó prohibiendo futuras importaciones de opio en el país y exigiendo el pago por sus productos con plata. Así es como surgieron ciertas hostilidades que culminarían en las dos famosas Guerras del Opio (1839, 1856) que claramente ganarían Europa sometiendo al pueblo chino a una política imperialista. A todo esto no tardó en unírsele la política expansionista de Japón con la cual entraría en guerra (Japón quería transformar China en una colonia de su imperio). Todo esto, como puede comprenderse, no hizo sino aumentar el malestar de un pueblo chino, primero humillado por los manchúes, y luego humillado y saqueado por potencias extranjeras. Esto provocó una serie de revueltas (a cada cual más violenta), basadas en el gran odio hacia los japoneses y el rechazo hacia los invasores, unas rebeliones conocidas en occidente como “La Rebelión de los Bóxer” (1900) y promovidas por grandes artistas marciales llamados Yihetuan (Puños rectos y armoniosos) quienes debido a sus grandes ritos marciales se creían inmunes a las armas de fuego. No obstante, las artes marciales también se vieron altamente perjudicadas durante esta dinastía, pues los manchúes, ante el miedo a que los Han (chinos) lograsen restaurar la dinastía Ming, prohibieron completamente (en su quinto año de reinado) el estudio y el entrenamiento de las artes marciales. Cualquiera que fuese maestro o practicase podía ser arrestado, y esto como es de suponer tuvo grandes connotaciones negativas tanto para las artes mismas como para la población, ya que la falta de práctica comenzó a reflejarse en el aspecto de la gente; cada vez más débil y enferma.Como supondréis, tras todo esto la moral de pueblo Chino se hundió, la pobreza y el hambre se agudizaron, y las enfermedades empezaron a ser las protagonistas absolutas de esta dinastía, no obstante, y para gran alivio de los Han, fue en este crítico contexto histórico donde surgió la figura del inigualable Hu Yuanjia Laoshi.

Huo Yuanjia Laoshi nació en 1868 en la aldea de Xiaonanhe (Tianjin) que entonces pertenecía al distrito de Dongguang, en la provincia de Hebei. Era uno de los tres varones de una familia de wushu tradicional (los otros dos llamados Huo Yuanqing y Huo Yuandong); siendo el cuarto de los diez hijos que poseía su padre Huo Endi. Trabajaba como campesino en casa y en un principio su padre, que trabajaba protegiendo las caravanas que se dirigían a Manchuria le negó el aprendizaje debido a su debilidad y a su facilidad en enfermar (pues poseyó la fiebre amarilla). No obstante, Huo Yuanjia jamás se rindió aprendiendo el estilo de la familia (Mizong quan o “boxeo de las huellas perdidas”) espiando a su padre cuando impartía clases a sus hermanos. Fue así como el gran Huo Yuanjia aprendió artes marciales. Un buen día se presentaron en su casa algunos antiguos enemigos de su padre para retarlo a un combate (algunos años antes el padre había trabajado de guardia de seguridad y había evitado que varios delincuentes robasen a su jefe). Ahora por sus dolores reumáticos, el más anciano de la familia Huo era incapaz de luchar, sin embargo, sus tres hijos entrenados por él lucharon en su nombre, pero uno tras otro fueron derrotados. La situación se volvió grave, entonces el joven y enfermizo Huo Yuanjia les hizo frente y los derrotó sin ninguna complicación, dándoles una gran paliza. Después de esto, su padre le enseñó todo cuanto pudo y con el tiempo, el joven Huo Yuanjia llegó a ocupar su puesto, mientras que en lo que a trabajo se refiere acabó trabajando de vendedor y obrero en Tianjin (Comenzó a trabajar en un almacén de plantas medicinales con un amigo que participó en el plan de Sun Yat-sen para derrocar al gobierno de Manchuria. Su sentimiento patriótico se fue acrecentando con el paso del tiempo al relacionarse con estos revolucionarios.) Con el paso de los años, una vez convertido en un Maestro en el arte de su padre (Mizong quan), Huo se ganó una merecida fama como luchador invencible jamás derrotado por ninguno de los que se atrevieron a retarlo durante todo este tiempo. La mayor parte de los conflictos en los que se vio implicado eran desafíos con luchadores extranjeros. Uno de los que tuvo más repercusión fue el de un poderoso luchador de wrestling procedente de Rusia, el cual había insultado a los chinos abiertamente tachándolos de "enfermos de Asia", acto que enojó muchísimo al practicante de la huella perdida quien aceptaría de inmediato el reto. Sin embargo, el ruso, atemorizado por la fama de Hu Yuanjia pidió abiertamente perdón al pueblo chino en los periódicos diciendo que él no era más que un exhibidor de artes marciales ambulante para mantener a su familia. Años más tarde, Huo viajó con su aprendiz Liu Zhensheng a Shanghai para enfrentarse al boxeador Hercules O'Brien, El boxeador recién llegado a China no conocía las reglas de las competiciones de Wushu, y tan sólo sabía las reglas occidentales de boxeo, que consistían en llevar las manos protegidas por unos guantes, y solamente podían pegar de la cintura para arriba, estando prohibido el utilizar los pies. No obstante el Wushu utilizaba ambas partes del cuerpo y no existían limitaciones. El boxeador propuso las reglas de boxeo y de Wrestlin (lucha) occidental, finalmente se llegó al acuerdo en que en cuanto un luchador cayese al suelo se daría el combate por terminado y quien quedase en pie seria el ganador. Aquel día Huo Yuanjia y sus discípulos esperaron durante mucho tiempo, sin embargo el egocéntrico boxeador no apareció. Más tarde se supo que tras enterarse boxeador de la fama de Huo Yuanjia, éste se acobardó y huyó, por ello fue designado como ganador el Maestro Huo Yuanjia. Al día siguiente se dio a conocer la noticia en todos los periódicos, con lo que los orientales recuperaron gran parte de su autoestima. Más adelante se enfrentó a un chino llamado Chang Kwonhu, el cual pudo aprender muchas cosas del gran Hu Yuanjia. Al finalizar este combate el maestro Huo expresó su descontento al tener que enfrentarse con sus hermanos chinos, por lo que señaló que jamás volvería a hacerlo bajo ningún concepto, pues había venidoo a Shangai para competir contra las fuerzas extranjeras, no para luchar contra sus compatriotas, ya que los chinos tenían que ayudarse y unirse contra los opresores, no luchar entre ellos. Tras sus comentarios al respecto las competiciones se detuvieron durante una larga temporada.A pesar de todas estas victorias, el Maestro Huo Yuanjia aún no gozaba de un perfecto estado de salud, sufriendo continuos ataques de ictericia amarilla que hacían peligrar su vida. No obstante, y pese a su crítico estado de salud, además de su fama como experto en artes marciales, y como luchador por los derechos y el honor de su pueblo, Huo Yuanjia pasaría a la historia como el fundador en 1910 de la famosa escuela de artes marciales Jing Wu Men en Shanghai. El objetivo de la escuela era crear un entorno abierto en el que cualquiera pudiera aprender y enseñar artes marciales, en oposición al secretismo tradicional que imperaba en las familias de artistas marciales chinos, los cuales no enseñaban a cualquiera, sino a unos pocos elegidos. La idea era mantener viva la rica tradición marcial que todo este secretismo, así como también los cambios sociales que estaban transformando el país, podían hacer peligrar. Huo Yuanjia era consciente de la necesidad de no sólo practicar en un plano físico, sin también en un plano espiritual y moral, para poder progresar en el arte del Wushu. Esta profunda convicción de que China necesitaba de las artes marciales para poder crecer y volverse fuerte ante la adversidad, junto al apoyo de sus amigos y gran parte de la población de Shanghai, hicieron posible la fundación de la popular escuela.



Li Lianjie interpreto al maestro en su pelicula "Fearless"



Poco después de la fundación de la Sociedad, y por motivos de salud, el gran Hu Yuanjia solicitó los servicios de un conocido doctor japonés, el cual además era uno de los maestros de Judo más prestigiosos y valorados de la Asociación Japonesa de Judo en Shanghai. Esta, tras conocer la fama del maestro Huo, poco tardó en solicitar un enfrentamiento con él. Huo Yuanjia aceptó el reto de inmediato, sin embargo sería su alumno Liu Zhengsheng (uno de sus mejores alumnos) el que se enfrentaría y vencería a un practicante de Judo de la asociación. Esto supuso una deshonra para la entidad nipona quien arremetió contra Huo Yuanjia, sin embargo el maestro de Mizong Quan los derrotó a todos incluyendo al médico maestro. A partir de ahí los japoneses juraron venganza y juraron acabar con la vida del maestro Huo.Poco después de aquellos hechos, la salud del maestro sufrió un gran bajón (según algunos artículos se trataba de tos) por lo que no tuvo más remedio que acudir a la clínica japonesa. Allí le recetaron unos medicamentos, no obstante, Hu Yianjia jamás logró ver mejora en su enfermedad falleciendo a los 70 días de la fundación de la sociedad Jingwu, año 1910. Cuando el famoso doctor japonés abandonó Shanghai tras la muerte de Huo Yuanjia, los alumnos del maestro hicieron analizar la medicina proporcionada, la cual resultó ser un potente veneno.

Fue aquí donde acabó la trayectoria física de uno de los más grandes héroes de toda China, un hombre que fue capaz de remontar la moral de un pueblo chino hundido y avasallado durante muchos años, y es que a pesar de la muerte de Huo Yuanjia, su gimnasio siguió manteniendo sus puertas abiertas y sus discípulos siguieron enseñando y extendiendo su doctrina y enseñanzas por todo el mundo. En 1915, compraron un nuevo edificio, reorganizaron la escuela y la renombraron con el nombre de "Asociación Atlética Jin Wu". Abrieron más clases y mejoraron algunas de las formas, publicaron libros y revistas, muchas provincias abrieron su propia Asociación Jing Wu, en 1918 se abrió una nueva sede de dicha asociación en Hong Kong, en 1920 la Central Jing Wu de Shanghai envío cinco representantes a Singapur y a Malasia, donde dieron espectáculos benéficos, y hoy día existen infinidad de delegaciones del Instituto Jing Wu y de la Asociación que más tarde se fundó en todos los continentes.


Hoy en día, muchos somos los practicantes marciales (y yo entre ellos) que nos seguimos guiando por la moralidad que este gran maestro nos dejó como legado, un legado que representa los años de esfuerzo que dedicó el gran Hu Yuanjia Laoshi en volver a levantar el ánimo de su gente, un legado que todavía preside hoy la entrada de la escuela del maestro y que nunca ningún seguidor olvidaremos: Ama a tu patria, cultiva tu moralidad, mantén la justicia y ayuda a los demás.


Por Ti Maestro.

Las Formas en las artes Marciales










Ya hace bastantes años de mi inicio en las artes marciales, fue con la edad de cuatro o cinco años (no recuerdo muy bien) cuando un buen día mis padres (Fanáticos del cine de Kung fu y como no de Bruce Lee) decidieron llevarme hasta una escuela de Karate Goju Ryu situada en La Chaux de Fonds (Suiza) tras mis fallidos intentos en fútbol. Recuerdo con gran claridad lo limpio que estaba aquel Tatami cuando entramos, aquella inmensa bandera de Japón que lo precedía y el silencio que emanaba de los alumnos saludando a un cuadro con la foto del maestro Chojun Miyagi. Si a todo aquello le añadíamos un precioso kimono que hacia creerse el rey del mundo a quien lo portaba conseguiamos la formula mágica para un niño amante de Bruce Lee y las películas al mas gran estilo Kung Fu (pese al Karate ser algo totalmente diferente, para mi a esa edad todo era pelear). Aquello todo me fascino desde el primer día, y en aquella escuela seguí estudiando Karate hasta los diez años de edad (años a los que regrese a mi país, España), de no haberme marchado de Suiza, seguramente seguiría entregado al Karate. Ahora practico Kung Fu, y durante esos y estos años de entrenamiento que llevo, he visto irse de la escuela (tanto de Karate como de Kung Fu) a una gran cantidad de gente descontenta y desilusionada con lo que representa estudiar un arte marcial, su sistema de aprendizaje, sus métodos,...
Durante todo este tiempo incluso he podido contemplar en propios estudiantes marciales (cosa que me irrita cantidad) su negativa actitud frente a las formas de las artes marciales (Katas, Pumsaes, Taos,...), valorando tan solo su eficacia hacia la lucha y hacia la mejora física (¡ojo!, no por ello peor). A todo esto, no hace mas de dos fines de semana que también discutí tal tema con mi novia, partidaria de los "no formas", por lo que me gustaría abrir este blog con un precioso texto del fallecido karateca y maestro Richard Kim, un texto en el que nos habla de la valiosa importancia del kata al que el describe como "El corazón del Karate", un articulo que bien puede aplicarse a cualquier arte marcial sea de donde sea su procedencia. Espero que lo disfruten leyendo tanto como lo he disfrutado yo.Gael Gonzalez




Richard Kim:




El objetivo más difícil de lograr en la enseñanza del karate, es el de inculcar credibilidad en los aspectos morales del arte. La mayoría de los estudiantes están interesados en los resultados inmediatos de las técnicas de lucha, y se preocupan poco sobre la moralidad que es el fundamento que los sustenta.

Se plantea la pregunta, "Si se está consciente completamente de la violencia inherente en la naturaleza humana, no estamos generando asesinos?

No estamos enseñando un arte que le permite a un ser humano destruir a otro?"

La respuesta debe ser, como siempre han respondido los grandes maestros okinawenses, "Sí, estamos conscientes de la violencia inherente en la naturaleza humana y que el arte incluye técnicas para matar con las manos vacías. Pero hay una moralidad involucrada, entretejida, en el entramado del karate, que controla la violencia y el uso del arte excepto bajo una condición -- la necesidad absoluta y peligro inminente."

La retórica es buena, pero la pregunta es académica.

Cómo se logra enseñar técnicas de combate e inculcar moralidad al mismo tiempo?

La respuesta se encuentra en el kata, el corazón del karate.

El kata tiene como objetivo entrenar la mente y no sólo para la auto defensa conceptual e intelectual. De hecho, lleva a la mente a estar en contacto con su verdadero estado, consigo mismo, ese es su verdadero propósito. El kata en su sentido tradicional, es un ritual religioso.

El arte de karate no significa la habilidad de excelencia técnica, que se desarrolla a través del entrenamiento físico, sino en la habilidad de lograr una meta espiritual a través de la practica de kata, de tal manera que el participe lucha consigo mismo y tiene éxito en conquistarse a si mismo.

La base del kata está en el concepto "Karate ni sente nashi", traducido literalmente, "en karate, uno no realiza el primer movimiento". Todo kata comienza con defensa y termina con defensa. El kata crea la convicción de que el verdadero karateka nunca golpea primero y nunca golpea con ira o enojo.

Durante la ocupación Satsuma de Okinawa, un Samurai japonés que le había prestado dinero a un pescador, hizo un viaje para recolectarlo a la provincia Itoman, donde vivía el pescador.

No siéndole posible pagar, el pobre pescador huyo y trató de esconderse del Samurai, que era famoso por ser corto de genio. El Samurai fue a su hogar y al no encontrarlo ahí, lo busco por todo el pueblo. A medida que se daba cuenta que no lo encontraba se volvió furioso.

Finalmente, al atardecer, lo encontró bajo un barranco que lo protegía de la vista.

En su enojo, desenvainó su espada y dijo: "Qué tienes para decirme", le grito. El pescador replicó, " Antes de que me mate, me gustaría decir algo. Humildemente le pido esa posibilidad."

El Samurai dijo, "Ingrato! Te presto dinero cuando lo necesitas y te doy un año para pagarme y me retribuyes de esta manera. Habla antes de que cambie de parecer.""Lo siento", dijo el pescador. " Lo que quería decir era esto. Acabo de comenzar el aprendizaje del arte de la mano vacía y la primera cosa que he aprendido es el precepto: 'Si alzas tu mano, restringe tu temperamento; si tu temperamento se alza, restringe tu mano."

El Samurai quedó anonadado al escuchar esto de los labios de un simple pescador. Envainó su espada y dijo: "Bueno, tienes razón. Pero acuérdate de esto, volveré en un año a partir de hoy, y será mejor que tengas el dinero." Y se fue. Había anochecido cuando el Samurai llegó a su casa y, como era costumbre, estaba a punto de anunciar su regreso, se vio sorprendido por un haz de luz que provenía de su pieza, a través de la puerta entreabierta.

Afinó su ojo y pudo ver a su esposa tendida durmiendo y el contorno impreciso de alguien que dormía a su lado. Muy soprendido y explotando de ira se dio cuenta de que era un samurai!

Sacó su espada y sigilosamente se acercó a la puerta de su pieza. Levantó su espada preparándose para atacar a través de la puerta, cuando se acordó de las palabras del pescador: "Si tu mano se alza, restringe tu temperamento; si tu temperamento se alza restringe tu mano."

Volvió a la entrada y dijo en voz alta. "He vuelto". Su esposa se levantó, abriendo la puerta salió junto con la madre del Samurai para saludarlo. La madre vestida con ropas de él. Se había puesto ropas de Samurai para ahuyentar intrusos durante su ausencia.

El año pasó rápidamente y el día del cobro llegó. El Samurai hizo nuevamente el largo viaje. El pescador lo estaba esperando. Apenas vio al Samurai, este salió corriendo y le dijo: "He tenido un buen año. Aquí está lo que le debo y además los intereses. No sé cómo darle las gracias!"El Samurai puso su mano sobre el hombro del pescador y dijo: "Quédate con tu dinero. No me debes nada. Soy yo el endeudado."

El logro de la propia perfección es más importante para el artista marcial que lo posee, que sus habilidades físicas o técnicas. El kata requiere mucha fe, tenacidad y trabajo duro para dominar. Cada vez que uno practica el kata, su primer y último movimiento le recuerdan "Karate ni sente nashi". Se enfatiza una y otra vez. "En el karate no hay ventaja en el primer ataque".El kata tiene otra ventaja. En deportes hay adversarios físicos. Sin un adversario, un conjunto de reglas, jueces y árbitros,no hay competencia.

El kata es, en sí mismo, un profesor para siempre. No se tiene que estar en un dojo, excepto para estar bajo la mirada de un sensei, cuya función es asegurarse que se está yendo en la dirección correcta.Aún así, muchos piensan que el kata no tiene sentido, posiblemente porque la primera exposición de ellos al karate se restringió a la mera técnica y en el ámbito de la lucha física. Donde falte la moralidad del karate, no existe karate.

Hubo una vez un hombre así, llamémoslo Kuwada. Kuwada había comenzado su entrenamiento en las artes marcialescon el deseo de ser temido por todos los hombres. Pero pronto descubrió que no existían atajos en su camino desde principiante a maestro. Desanimado por el entrenamiento incesante de kata, Kuwada le preguntó a su sensei, "Cuando aprenderemos alguna otra cosa? He estado aquí bastante tiempo y es kata, kata, kata todos los días."Cuando su sensei no le respondió, Kuwada fue donde el asistente del maestro y le hizo la misma pregunta. Este le respondió: "El entrenamiento de kata es para pulir la mente. Es mejor resurar tu mente que tu cabeza. Entiendes?"

Kuwada no entendió y en protesta dejó el dojo, embarcándose en una notoria carrera como el mejor luchador callejero en Shuri. Era duro, sin duda. "Una pelea por noche", era su dicho, siempre alardeaba "no le temo a ningún hombre viviente."

Una noche, Kuwada vio a un extraño caminando calmadamente siguiendo una pared de rocas. Kuwada se irritó al ver tal compostura en otra persona. Corrió rápidamente al cruce de camino y esperó a que pasara el hombre.

Cuando lo hizo, Kuwada saltó y le tiró un golpe de puño, pero el hombre esquivó el golpe y le tomó el brazo. A medida que tiraba a Kuwada hacia él, lo miraba fijamente a los ojos.

Kuwada trató de zafarse, pero no pudo. Por primera vez en su vida Kuwada sintió una sensación extraña, miedo a la derrota.

Cuando el hombre lo soltó, Kuwada corrió, pero miró sobre su hombro para ver al hombre caminando calmadamente como si nada hubiese sucedido. Kuwada averiguó posteriormente que aquel hombre era un maestro de kata, un artista marcial que nunca en su vida había peleado. Aquel que se domina a sí mismo es el más grandioso de los guerreros. Esta es la cosa más obvia para un maestro en las artes marciales.


Por siempre Richard Kim.